Cada noche se abría camino entre cañerías y entablados, atravesando velozmente recónditas sendas ocultas con su trotecillo jovial. Su diminuto cuerpo, semejante a un panecillo esponjoso envuelto en un delicado abrigo de piel cayena, ofrecía un divertido contraste con sus grandes orejotas y el simpático ramillete de bigotes afilados que flanqueaban su rostro. En el centro... Leer más →