Tengo que hacer una confesión: en ocasiones, veo madres. Sobre todo, cuando llevo a mis enanas al cole. Pero las madres no me ven a mí. Ahora entiendo cómo se siente el telediario de 13TV.
Cada mañana, al salir del cole, observo sus caminares erráticos, ojos desorbitados, mirada perdida y permanente hecha ciscos. Pasan por delante de mí, pero nada, que si quieres arroz, Catalina. Ni se percatan. De un tiempo a esta parte, me estoy teniendo lo peor; sus síntomas no dejan lugar a error: andares oscilantes e imprecisos, arrastrar de pies, ropas desaliñadas, maquillaje ausente. Las mamás de mi pueblo se están enzombizando. Está claro. Y yo soy carne de cañón; ya puedo ir despidiéndome de mi cerebelo. Piel de gallina vietnamita desplumada, se me pone de pensarlo…
Aunque también cabe otra opción… Una observación más detallada me aporta nuevos datos a mi estudio. Veo que caminan sin rumbo ni orden pero, sin saber muy bien qué es, creo que hay algo que se me pasa por alto y que podría descartar el zombiato repentino. Una mamá se lanza a cruzar la carretera sin mirar; catástrofe inminente. Oh, chirriar de frenos; oh, concierto de bocinazos; oh, estremecer de parachoques. La madre, obnubilada, ni se inmuta; alcanza la acera opuesta y se pierde de vista. Más adelante, otra mamá trastabilla y cae al suelo de bruces. Ajena a su recién adquirida posición de decúpito supino, continúa moviendo los pies como si no hubiera jamás perdido la verticalidad.
Un momento, ¿cómo no he caído antes en la cuenta? Resulta que, después de todo, las madres de mi pueblo no se están volviendo todas zombies. Mucho peor: están whassapeando.
O sea, que son víctimas de una terrible epidemia que nos invade: los Grupos de Mamás whatsApperas. Por lo que tengo entendido, se trata de una enfermedad mortal de necesidad. Dada su virulencia, he optado por investigar más sobre el caso. Así fue como pude tener acceso a un estudio ultrasecreto, proporcionado por una fuente que me ha pedido mantener su nombre en el anonimato. ¡Gracias, Mr. Assange!
Según dicho informe, alrededor nuestra se está configurando una peligrosa red de comunicaciones clandestinas a cargo de mamás whatsapperas. Son comunidades fuertemente blindadas; está prohibido el acceso a hombres y no madres. Por eso, hasta ahora se ha sabido tan poco en los medios sobre estos grupos. Al parecer, hace poco se constituyó una coalición secreta para estudiar desde dentro su comportamiento. CIA, FBI, el Cuerpo de Marines de los EE.UU. y el Parque de Bomberos de Palafrugell se unieron para reclutar una fuerza de élite de voluntarios dispuestos a hacerse pasar por mamás enganchadas al Whatsapp. Lamentablemente, el experimento terminó en tragedia. A las 72 horas, todos los miembros del equipo habían sido desactivados. Tres de ellos huyeron a las cumbres más altas del Nepal, donde no hay cobertura móvil. Otros dos ingresaron en los Hare Krishna y aún sufren episodios espasmódicos. Un par de ellos fueron sometidos a tratamiento psiquiátrico severo en los que afirmaban ser presentadores de Teletienda; la ciencia ha dado sus cerebros por desahuciados. De los otros cuatro, nunca más se supo; parece como si se los hubiera tragado la tierra.
Ante tan estrepitoso fracaso, tomé la decisión de sacrificarme en aras de la ciencia e iniciar mi propia investigación. Tras dejar hecho testamento, me infiltré en uno de esos grupos a través de un smartphone clonado con el terminal de mi vecina. Una vez en su Whatsapp, pude recopilar datos de los grupos a los que pertenece, durante dos largos días. Ahora, 52 terabytes saturan mi servidor, incluyendo fotos de niñas disfrazadas de Violetta y ocho billones de emoticonos indescriptibles. Finalizado el trabajo de campo, tuve que aplicar técnicas avanzadas de big data para analizar tal burrada de información. Una vez finalizado este análisis, estoy en condiciones de poder hacer públicas las principales conclusiones extraídas:
1. Un grupo de Madres en Whatsapp lanza un promedio de 845 mensajes por minuto durante las 24 horas del día, 7 días a la semana. Siempre que no haya nada importante que contar.
2. Todos los mensajes que circulan por un Grupo de Mamás Whatsapperas (GMW), se pueden clasificar en seis categorías perfectamente diferenciadas:
- Cumpleaños de niños: hora, lugar, regalos que no convencen a nadie; el McDonalds, ese gran aliado (33 MM casos);
- Deberes (inconclusos) de niños (145 MM casos);
- Críticas sanguinolentas: a otras madres, a todos los padres del mundo, a cualquier profesor que se cruce en su camino; mención especial al profesor de gimnasia, que le ha cogido manía a Cristinita (113 MM casos);
- Persecución compulsiva de viandantes acusados de pederastia por el mero hecho de llevar gafas culobotelleras (57 MM casos);
- Miscelánea: comprende párrafos de 50 Sombras de Grey, memes sobre el Pequeño Nicolás y fotos de gatitos huérfanos (22 MM casos).
- Emoticonos enviados sin ningún mensaje coherente adjunto (283 MM casos).
3. Da igual si el dichoso vestidito de marras es azul y negro o dorado o blanco. Lo que realmente importa es que en Primark lo tienen, que te cuesta 19,99€ y que a la madre de Javier Francisco le queda como el orto. (17 MM casos)
4. En una clase de 30 alumnos, existen una media de 900 grupos de mamás guasapistas. (301 MM casos)
5. La fórmula básica con la que establecen la relación entre 3 madres distintas de un mismo colegio cualquiera (que pasaremos a llamar Individua A, Individua B y Carmina, la del 5º), se descompone en las siguientes combinaciones de grupos:
- Grupo de A + B para criticar a Carmina
- Grupo de A + Carmina para criticar a B
- Grupo de B + Carmina para criticar a A
- Grupo de A + A para lamentarse por el inútil de su marido.
6. Los profesores ponen demasiados deberes; es imposible acabarlos. Salvo los de Arte, que los hacen las mismas madres. Y a Carmina, la del 5º, le cantan los pinreles cosa fina. (89 MM casos)
7. Si escribes: «Mi hijo se ha vuelto a dejar el libro de Sciences en clase. ¿Alguna me puede enviar una foto de la página de ejercicios?», recibes un promedio de 25.411 respuestas. Y ninguna imagen de la página en cuestión. (46 MM casos)
8. Los cumpleaños infantiles serán el motivo que desencadene la Tercera Guerra Mundial. Es un hecho. Como el cante de los pinreles de Carmina, la del 5º. (90 MM casos)
9. Los profesores de todos los colegios del mundo tienen manía a todos los alumnos. Incluso a los que no son lerdos. Y son culpables de todos los suspensos. (119 MM casos) Menos del de Ignacio, el niño de Carmina, la del 5º. Esa se merece todo lo que le pase. Por guarra. (1 casos)
10. Aunque parezca mentira, hay niños que se llaman Jeddai. Pero no tienen espada láser. Bryan Manuel está de moda. Andoni Mari es un nombre andaluz y Jordi, vasco. Los niños con nombres normales se exterminaron hace 10 años y no nos hemos enterado. (127 MM casos)
Básicamente, esto es todo. Tiene whasapp el tema; la verdad es que, vaya usted a saber por qué, esperaba encontrar algo más. El caso es que me siento orgulloso del resultado de mi estudio. Tanto más cuando me han confirmado que próximamente aparecerá publicado en la revista de la American Medical Asociation, toda vez que haya finalizado la segunda fase de mi investigación: los Grupos de Hombres en Whatsapp (GHW). Aunque, por lo que llevo avanzado, este estudio va a resultar mucho más sencillo. De momento, solo se han detectado tres tipos de publicaciones diferentes entre grupos masculinos:
- Imágenes de señoras que no parecen ser mamás pero cuya postura, (ausencia de) vestuario y gesto provocaron parecen expresar su deseo ardiente de serlo pronto. Y a cualquier precio. (897 MM casos)
- Comentarios tipo: ¿Os habéis fijado que delantera tiene Carmina, la del 5º? Le cantarán cosa mala los pieses, pero… ¡Ay omá, que rica! (2 casos)
- Respuesta universal y única a cualquier comentario (945 MM casos):
Finalmente, también he podido constatar otra diferencia fundamental entre los grupos de ambos sexos. Ellos, a diferencia de las señoras, no se pasan la vida enganchados a su móvil, como yonkis del whatsappeo a quemarropa. El fútbol se lo impide.
A mi me llegan preguntas de los deberes cada fin de semana, ahora empiezo a contestar los domingos a ultima hora de la tarde: Uy, perdona, no había visto el mensaje. Envío la foto de los deberes / lección, fotografiada al revés (cuestión de dar por saco)
O a los niños se ponen mas deberes ahora que nunca o les tenemos que dar rabos de pasa para que mejoren la memoria (al menos a los mios…) pero cada día se olvidan algún libro en clase. Exactamente, el libro del que les ponen deberes… Listillos me han salido!! 😉