La Sombra Misteriosa en Linkedin

No se a vosotr@s, pero a mí es un tema que me resulta profundamente inquietante, casi tanto como la gente que dice que no quiere estar en redes sociales pero vive colgado del whatsapp, o los que sufren trastornos psicótico-compulsivos sobre la privacidad en la red. O casi mas, porque este fenómeno del que os hablo sucede casi a diario.

Me refiero a los visitantes anónimos en Linkedin.

la_sombraLa pregunta que me nace, así de primeras, es: ¿qué y quién se esconde detrás de un perfil que no quiere ser mostrado en una red social dirigida y basada en el networking? Es como si invitaras a tus amigos a tu cumpleaños con la condición de que no te feliciten. Absurdo, como un político con escrúpulos. Obviamente, tendrá sus motivos para ello; pero el hecho de que todos ignoremos cuáles son no lo hacen sino más inquietantes si cabe. ¿Será un headhunter con exceso de timidez e indecisión crónica? ¿Será un ex compañero con ataque de remordimientos? ¿Será algún inquisidor de mi departamento de recursos humanos que busca pecados veniales para encender una hoguera? ¿Será un competidor con ansias de dar sus primeros pasitos en el espionaje industrial? ¿O será mi abuela, que se le ha ido las manos Facebook y se ha embarcado en aguas mayores, dando el salto a otras redes? Me sube la rubeola guineana al devanarme los sesos con el temita…

La cuestión es que, día tras día, allí está fiel a su cita mi acosador/a digital. Es la versión 2.0 de los ojos que brillan en la oscuridad debajo de tu cama, la forma de una figura tras la cortina, la rama quebrada en el silencio de la noche en el bosque, las hojas que se agitan frente a tu ventana durante la tormenta, la llamada de una teleoperadora para ofrecerte la nueva tarifa de una teleco. Miedo supino, terror irracional, allipori descontrolado, sudorización abochornante; ese es mi amig@ anónim@.

¿Será una persona o serán varias? ¿Andará así por la calle, con una sombra blanca a modo de efigie? ¿Se ocultará en su trabajo detrás de una máscara plástica, como el protagonista indeseable de Scream? ¿Sufrirá de trastornos bipolares cuan Leticia Sabater digitalizada? ¿Se creerá el famoso señor X del que tanto hablaba PedroJ cuando su cocorota aún funcionaba medio bien? ¿Sufrirá una halitosis tan severa que transpira desde su foto de perfil? ¿Pensará que es tan importante como para que no pueda existir reciprocidad en su relación con sus congéneres humanos? Cuántas dudas, cuántas preguntas, cuánto devanar de sesos hasta altas horas de la madrugada… Bueno, no, la verdad es que me la replampifla, para que voy a engañaros.

amordazadoAún así, quiero aprovechar estas líneas, querido miembro o miembra, para invitarte a quitarte la máscara y dar la cara de una vez por todas. Prometo aceptar tu invitación, leer tus mensajes directos, recomendar tus publicaciones – siempre y cuando no sean de gatitos o de pies en la arena; todos tenemos unos límites dentro de la decencia… -, hacerte la ola, qué se yo… hasta leer lo que publiques, por muy aburrido que seas. Pero sal a la luz, hermoso; date a conocer; verás que divertido y gratificante es relacionarte con seres humanos, para variar. En realidad, somos mucho más amenos de lo que se cuenta de nosotros; no tanto como una cobaya malasia o un monocultivo bacteriano, pero, oyes, tenemos nuestro puntito cachondo. Revisa los resultados de las últimas elecciones municipales y veras que no estamos exentos de cierto sentido del humor; macabro, pero humor al fin y al cabo.

Te recomiendo, Sr. Miembro, abandonar de una vez por todas tu reconfortante onanismo digital y reinsertarte socialmente. Nunca es tarde. Además, piensa que, hoy en día, el vouyerismo está hasta bien visto – para eso se creó Instagram, ¿no? -. Puedes mantener desde tu exposición pública tus prácticas de acecho desconcertante, con solo ponerle una cara y un nombre en tu perfil de Linkedin.

Es verdad que esto no es Twitter; aquí debes poner un nombre de verdad, no el alias que te pusieron durante tu primera estancia vacacional en un establecimiento penitenciario. Tampoco se estila poner como imagen de perfil un símbolo élfico o tu busto cubierto con una máscara de mono – un momento, ¿he dicho mono? ¿no serás publicista, no? ahora se lleva mucho eso de la agencia homínida… -. Estos son los inconvenientes de estar en una red social seria para personas de carne y hueso, con tu contada excepción, claro.

Oye, y si no aceptas mis consejos, allá tú, ¿eh? Tampoco creas que me importa. Lo que pasa es que tiendo a preocuparme por mis vecinos terrestres, especialmente con el subgrupo que sufre de graves desordenes psiquiátricos, como los que votan a partidos rarunos, beben wisky con agua o pululan por Linkedin como almas en pena sin quererse mostrar. Pobres ánimas desdichadas, privadas de un rostro autorretratado a fuer de fealdad aberrante o modestia mal entendida; privados de nombre y apellidos tal vez por la consanguinidad con un asesino de masas o un futbolista del Barça o por la ausencia de referentes paternales en su infancia de quien heredar blasón heráldico; atormentados por un malentendido encogimiento social, una vergüenza acongojante o una perversión salida de madre.

Sal de la cueva y múestrate, maj@. Por lo menos, que tenga un nombre al que poderme dirigir para agradecerle que me suba el Klout con tanta visita, por mor que sea puerilmente anónima.

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