Vivir Scout

Botswana; 26 de Enero de 1900. El ejército de los bóers tiene sitiada la ciudad de Mafeking. En su plaza central, el Mayor Robert Baden-Powell observa al grupo de apenas 1000 hombres escasamente equipados con 4 cañones pequeños y 7 ametralladoras con los que cuenta para defender la ciudad, castigada por el fuego enemigo que no cesa ni de día ni de noche. Es consciente que son insuficientes para mantener la defensa, pero no puede arriesgar la vida de sus pocos soldados llevando un correo que avise a las dotaciones británicas cercanas.

Baden-PowellInconscientemente observa a un grupillo de chavales. Acelerada y torpemente, se turnan para repartir granadas y pólvora entre los soldados que defienden la empalizada norte. Ni el constante martilleo de la artillería ni el peligro de las balas perdidas parece afectar a su coraje; cumplen a rajatabla la misión que les ha encomendado el mayor, organizados por patrullas. Apenas 2 meses antes, Baden-Powell había reunido un cuerpo de cadetes seleccionados entre los muchachos de mayor edad al cual uniformó, dándoles la tarea de llevar los mensajes y órdenes, hacer de centinelas y ayudar en la distribución de alimentos, munición y medicinas, lo que permitió mantener en la primera línea de batalla a todos sus hombres. Ahora, estos jóvenes, apenas unos niños, constituyen toda la esperanza de salvar la vida de quienes viven en esa ciudad escondida en el sur de África.

El mayor instruyó a algunos de esos cadetes con las enseñanzas y astucias que había adquirido en sus numerosas aventuras en Afganistán, durante los 1.500 kms. recorridos en la India o en sus combates en África contra los zulús o los ashantis. Con razón, los nativos le habían otorgado el sobrenombre de «Impeesa» (Lobo que nunca duerme). Con gran coraje y responsabilidad, aquellos chavales deberán aplicar esas enseñanzas y exponer sus vidas para cruzar el campo de batalla en sus bicicletas, sortear los inconvenientes y dificultades que les surgirán en la selva y llegar hasta los lejanos cuarteles aliados para hacerles llegar el mensaje de ayuda. Fue entonces cuando Baden-Powell se dio cuenta de que, cuando a un joven se le da una responsabilidad, éste pone gran empeño en cumplirla.

boy scoutY así fue. El 17 de mayo de 1900, una fuerza conjunta inglesa al mando de Plumer y Mahon liberaba el sitio de Mafeking. Baden-Powell nunca olvidó las hazañas de aquellos jóvenes. A su vuelta a Inglaterra fue recibido con honores, ascendido a general y nombrado Caballero del Imperio Británico y, posteriormente, Lord. Pero en su mente había quedado impresa la increíble lección vivida en Mafeking. La semilla estaba plantada. Apenas 7 años después, Sir Robert Baden-Powell inauguraba el primer campamento Scout en la isla de Brownsea y, con ello, aportaba a la humanidad el legado que marcaría su vida: el Movimiento Scout.

Beteta (Cuenca); 21 de Julio de 1988. Un millón de estrellas brillan con intensidad en un firmamento impecablemente limpio. Un manto de luz de luna ilumina los bosques y también la pradera, como dice la canción. Tumbado sobre la colosal losa que se sumerge en las aguas de la laguna de El Tobar, contemplo la bóveda celeste con satisfacción. Mis piernas doloridas acumulan 37 kilómetros de marcha diaria campo través. Están agarrotadas por el esfuerzo mientras mi espalda se queja por el dolor del peso de la mochila, pero me siento exultante. Sumerjo los pies en el agua fresca de la laguna buscando alivio y enseguida siento la agradable sensación de cosquilleo que provocan los alevines de truchas que intentan comerse las células muertas de la planta de mis pies.

A mi alrededor, los otros seis miembros de mi patrulla scout también aprovechan el descanso en la marcha. Me incorporo sobre un codo para coger algo de agua fresca con mi sombrero cuatrobollos con la que mojarme el pelo y la pañoleta para que me ayuden a conservar el fresco bajo la humedad pegajosa del entorno. Al hacerlo, observo que no se encuentran en mejor estado que yo, pero también veo en sus rostros mi misma sonrisa de felicidad cósmica.

campamentoSon mis amigos; en aquel momento ignoro que pasados los años habrán desaparecido de mi vida para siempre. Pero mientras dura nuestra aventura común, me siento afortunado de compartir peripecias con aquel formidable grupo. Nos sentimos inmensamente plenos, capaces de enfrentarnos al mayor desafío, a la prueba mas dura, al enemigo que acosa al débil o al indefenso. Nos sentimos como aquellos chicos de Mafeking, soñando con que el propio Baden-Powell se hubiera sentido orgulloso de nosotros.

Pasaron los años y, en algún momento con el transcurrir del tiempo, se rompió el encantamiento para mí. Bueno, no es de extrañar. Al fin y al cabo, como hubiera dicho El Principito, eso es precisamente lo que pasa cuando vives demasiado tiempo en el mundo de los mayores. Pero en mi corazón quedó un poso, El Poso. Unas enseñanzas, unas experiencias inolvidables, una promesa de que me esforzaría por hacer de éste un mundo mejor, por ayudar a débiles y desprotegidos. Valores propios de un caballero medieval, pero valores, al fin y al cabo.

El movimiento scout se encuentra actualmente difundido por la totalidad del globo. Es verdad que ha vivido tiempos mejores, pero aún hoy en día siguen habiendo hermandades y grupos scouts en cualquier rincón del mundo. Todavía quedan millones de jóvenes que son y se sienten scouts. Y, lo que es mejor, conviven con muchos mas millones de adultos que fueron scouts y a los que les quedó una huella imborrable. El Poso.

Escultismo para muchachosPorque, en contra de lo que pudiera parecer a aquellos que han vivido el escultismo de lejos, el mayor legado que te aporta el escultismo no es aprender a hacer nudos o a montar una tienda de campaña, sino El Poso. Aquello que hizo que la Reina Victoria implantara la enseñanza del escultismo en las escuelas británicas en 1902. El Poso, como bien refleja Baden-Powell en su libro «Escultismo para muchachos» (1908), expresa que el objetivo del escultismo en una sociedad en paz es convertirse en una verdadera escuela de buenos ciudadanos. Suena duro, no? Habrá hasta a quien le parezca escandaloso hablar de buenos ciudadanos, mire usted por donde, un siglo antes de que se creara la Educación para la Ciudadanía. Veamos en qué consiste este Poso tan sospechoso.

La Ley Scout, que refleja Baden-Powell en su libro original, señala diez principios que todo buen Scout debe cumplir y seguir a rajatabla:

  1. El Scout cifra su honor en ser digno de confianza.
  2. El Scout es leal.
  3. El Scout es útil y ayuda a los demás sin pensar en recompensa.
  4. El Scout es amigo de todos y hermano de cualquier Scout sin distinción de credo, raza o clase social.
  5. El Scout es cortés y caballeroso.
  6. El Scout ve en la naturaleza la obra de Dios; protege a los animales y las plantas.
  7. El Scout obedece sin réplica y no hace nada a medias.
  8. El Scout sonríe y canta en sus dificultades.
  9. El Scout es económico, trabajador y cuidadoso del bien ajeno.
  10. El Scout es limpio y sano; puro en pensamiento, palabras y acciones.

lobato22 años después de aquella inolvidable noche y de cientos de noches que siguieron a aquella, miro a mi alrededor y veo una juventud muy lejana de los valores soñados por el lobo que nunca duerme. Chavales que viven sus días sin pena ni gloria, sin preocuparse por quienes viven a su alrededor. Sin mostrar el menor apego a sus raíces o a sus familias. Sin importarles lo que pueda pasarles a sus vecinos o conciudadanos. Sin medir las consecuencias de sus actos, solo preocupados por divertirse, por sentirse a gusto consigo mismo. Sin mostrar ningún respeto a sus mayores, a los débiles, a los que sufren. Expertos del desprecio hacia los que no piensan o son como ellos y también hacia sí mismos. Visita un instituto y habla de ser cortés y caballeroso, de obedecer, de ayudar a los demás sin pedir recompensa, de sonreír ante las dificultades; verás cómo se ríen de tí.

Hoy, 103 años después de aquel primer Campamento Scout, el mundo se ha movido, como diría Stephen King, otro insigne Scout. Ahora, cuando parece que las enseñanzas y valores que defiende y muestra el escultismo han pasado de moda, todavía quedan cientos, miles de muchachos que aprenden y tratan de poner estas ideas en práctica. Pese a las dificultades con las que se encuentran por parte de la sociedad en la que viven, de sus allegados, de sus amigos e incluso de sus propios padres. A su modo, ellos también cumplen con su obligación con la misma fe ciega que mostraron los chicos de Mafeking. Y frente a un enemigo muchísimo mas numeroso.

No se si yo hubiera seguido los pasos del escultismo si hubiese sido chaval en estos tiempos. No se si hubiera preferido cambiar la PlayStation, las litronas, las relaciones sexuales a los catorce años, los porros y el éxtasis, las dos horas diarias conectado a Tuenti o las grabaciones en mi móvil de compañeros dándole collejas a un viejo en la calle, por pasar 48 horas con unos chavales en medio de la montaña, pasando frío y hambre, haciendo esfuerzos físicos duros, estudiando orientación y primeros auxilios. Quizás, no. Afortunadamente para mí, estos no son los tiempos de mi juventud, aunque entonces también habían otras distracciones a las que tuve que renunciar para tomar una opción incómoda pero extremadamente enriquecedora, que recompensaba sobradamente mis renuncias materiales.

Espero que tú o tus hijos también hayáis optado por este camino de valores y principios. O que al menos os sirva de reflexión para planteároslo. Creerme cuando os digo que éste es un semillero del que solo pueden salir frutos positivos. Esta sí que es, fuera de toda duda, una verdadera lección de Educación para la Ciudadanía.

flor de lysCuando Neil Amstrong pisó por primera vez en la Historia de la Humanidad la superficie de la Luna, llevaba cosida a su ropa interior bajo su traje espacial la insignia de la Flor de Lys, el emblema del Movimiento Scout Mundial al que había pertenecido toda su vida. Yo no he pisado materialmente la Luna, pero la llevo impresa en mi corazón desde aquella noche imborrable de 1988. Y en mi alma sigo luciendo mi pañuelo Scout. Y todos y cada uno de los días, me esfuerzo por hacer méritos para sentirme digno de llevarlo. Y, sinceramente, no creo que le haga mucho daño al Mundo por ello, sino mas bien todo lo contrario. Me siento inmensamente orgulloso de ser y vivir Scout.

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