Me aburro (digitalmente hablando)

No se tú, pero yo, es que últimamente me aburro una enormidad cada vez que me meto en redes sociales. Por eso lo hago cada vez menos. Y eso que yo era de los que antes se metía cada cinco minutos, a ver qué se contaba la gente. Pero es que, de un tiempo a esta parte, no puedo con tanta seta 2.0. Es superior a mis fuerzas. Cada vez que lo intento me pasa igual.

Abro Facebook. Frases del plasta de Coelho. Grupos de «no eres de Bollullos del Condado si no…» petadas de sandeces. Postales de gatitos. Ingenuos que le enmiendan la plana al partido político al que votan para que les roben. Videos de niños chinos que se dan leches. Cristiano Ronaldo y Messi. Pereza suma. Cierro Facebook.

Abro Twitter. Señores cabreados. Señores cabreados que insultan a otros señores cabreados. Tipos con cerebros de silicio y estaño que publican sesudos tuits profesionales un sábado a las 11 de la noche. El que siempre retransmite el partido de fútbol de su equipo -¡pero si a la mitad no le importa y la otra mitad lo está viendo, como tú!-. Consejos requeteutilísimos para gestionar correctamente las redes sociales; pues aplícatelos tu antes, so pelma. Gran Hermano XXVIII. Pereza. Y asquito. Cierro Twitter.

Abro Instagram. Abro Pinterest. Abro Flickr. Ahora entiendo de donde salían las fotos de los gatitos; estaban junto a las fotos de comida y pies en la playa. ¿Pero quién es el antropomorfo que pone juntas fotos de pies y de comida? El día menos pensado, Sanidad os va a cerrar la cuenta.

Abro Youtube. Abro Vimeo. Niñatos borderline haciendo el idiota a costa de la paciencia del personal. Diez millones de visitas. Pena que ya no haya servicio militar obligatorio. ¿He dicho ya que me aburro?

Abro Spotify. Abro Grooveshark. Abro Deezer. Se me cuelga el ordenador. Todos los recursos consumidos de golpe. Y ni un solo acorde.

Cierro el navegador y vuelvo a abrirlo. Hasta el momento, lo más divertido de la noche de largo.

Abro Linkedin. Ni rastro de vida humana. Señores publicando prácticos consejos profesionales, convenientemente creados por su empresa, sobre diversas materias del saber. Por casi me engañan. Alguien que me pide que nos conectemos; algo me quiere vender. Acepto la invitación. Dos segundos después, un mensaje. Touché; que si tiene una agencia con la solución a todos mis problemas… qué sorpresa. Aburrimiento supino. Cierro Linkedin.

Abro Google Plus. No, en serio, estaba de coña. ¿Tan rarito me creeis?

frikis

Vuelvo a Facebook. Mas vale malo conocido. Ruleta rusa y a ver dónde vamos a caer. Un tipo, el mismo que hace cuatro años era fan incondicional del golf, hace tres años era fan incondicional del trekking, hace dos años era fan incondicional del paddel y hace un año era fan incondicional de la bicicleta, que ahora le ha dado por el running – correr, para los de provincias -.

freakÉl siempre ha sido muy de running, confiesa. Lo que sea, siempre que sea necesario gastarse una pasta en equipaciones. Hasta ahora no podía hacer running porque solo necesitaba unas zapatillas. Ahora sí, porque no se puede correr sin una camiseta térmica autorregulable, un depósito de aguasuciaconsaborabicarbonato con canulilla y, sobre todo, un reloj que te dice las pulsaciones cada 30 segundos durante las 24 horas del día y luego lo tuitea automáticamente (¿cómo ha podido sobrevivir hasta ahora la raza humana sin saber cuántas pulsaciones tenemos a las 4 de la madrugada?). En realidad, el reloj no sirve para mucho, pero tiene una pantalla digital y botones y es muy caro, así que ya se siente enganchado a su deporte favorito de toda la vida. Hasta que el mes que viene se ponga de moda la lucha grecorromana, por ejemplo, y Apple saque un scanner de mano para saber cuántas costillas te has roto. Entonces, será muy de lucha grecorromana de toda la vida.

Afortunadamente, tambien hay redes sociales que caen en el desuso. ¿Os acordais de Foursquare? La monda. Lo divertido que era hacer checkin cada treinta pasos para que todos supieran dónde estabas en cada momento. Hasta los ladrones que vigilan tu casa para entrar a robarte el reloj que dice las pulsaciones. Llegaba la noche del sábado y podías rastrear la ruta de tus mejores amigos. Check en La Vaca Feliz, restaurante chino. Check en Gin-Yang, coctelería de diseño. Check en Moodies, la discoteca de moda. Check en cajero Bankia calle Almadraba. Check en Moodies (de nuevo). Check en Bar Tolo, bar de copas (el presupuesto se acaba). Check en Tugurius, tasca infernal. Check en La Gatita Depilada, biblioteca (¿¿??). Check en Comisaria Centro.

Mira, no se yo. Debe ser que me estoy haciendo viejo. O que he visto demasiado. O que mi estándar de calidad ha superado la barrera infranqueable de espectador de Tele Cinco. O que paso demasiado tiempo en este blog. Pero lo que sí puedo decirte es que últimamente me aburro como una sopa en las redes sociales. Con lo que yo he sido, quien me ha visto y quien me ve. Y la culpa es mía; nunca debí tomar contacto con el mundo real. Con lo calentito que se está con el culo pegado frente a la pantalla, hablando con otros seres inanimados… ¿Quien me manda a mí salir para hacer running?

4 comentarios sobre “Me aburro (digitalmente hablando)

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  1. Me identifico totalmente. Hace algún tiempo me di cuenta de que me pasaba exactamente lo que tú cuentas (muy elegantemente, por cierto) y entonces pensé: “bueno, qué es lo que me gustaría ver al abrir Facebook o Twitter?”… y llegué a varias conclusiones: 1. no estaba siguiendo a la gente que podía aportarme lo que a mí me interesaba. 2. Yo también estaba cambiando y los artículos de redes sociales que antes tanto me interesaban, ahora me aburrían; llegaba el momento de buscar en redes otras fuentes de contenido de mi interés. 3. En las Redes Sociales estamos los mismos que andamos por la calle: los que se quejan del gobierno pero están en el bar esperando que todo cambie porque ellos lo dicen, los que no solo ven Gran Hermano sino que además, llaman para votar al que tienen que expulsar, los que solo se mueven del sofá para celebrar un gol de su equipo… en fin, al final, este mundo 2.0 no es más que una extensión del mundo físico y además, con el agravante de que detrás de la pantalla todos somos muy runners y cools (postureo y esas cosas). Total, que sí, que este mundo a veces, da ganas de salir corriendo y no parar. Benditos los días de messenger, cuando Facebook parecía un club privado de cuatro tarados.
    Gracias por el artículo, Víctor. Fantástico!

    1. Gracias por tus amables palabras, Susana. Quizás el problema sea que a las redes sociales les gusta mucho hablar de sí mismas… Hace tiempo que me di cuenta que los únicos posts que consiguen respuesta son los que hablan sobre redes sociales; triste pero cierto. Me niego a ocultar que existe un mundo real ahí fuera, aunque me penalice en tráfico. Desgraciadamente, no es el mundo edulcorado, esterilizado y plastificado que nos gustaría a todos, pero cuando raspa, lo hace de verdad, no 2.0… algo es algo. Como bien dices, siempre nos queda Messenger, perdón, Whatsapp… el gran olvidado de mi post.

  2. No puedo estar más de acuerdo. Me pasa lo mismo y creo que el problema no es tuyo ni mío sino de la enorme basura digital en la que se ha convertido Internet. Las redes sociales se han masificado de tal forma que encontrar algo bueno es buscar una aguja en un pajar. Exactamente igual que los programas de telebasura con mayor audiencia.

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